La juventud baila...y trabaja

 

A finales de los 70 había un programa musical que se emitía los sábados por la tarde llamado “Aplauso”; lo presentaba un tal José María Fradejas y tenía una sección llamada “La juventud baila”, que era un concurso de baile abierto al público. De ahí he sacado el título de este relato, y porque en cierta manera también está relacionado, ya que nosotros éramos juventud que trabajaba pero que también bailaba, ya que los fines de semana las discotecas estaban abarrotadas y porque era la época de la llamada “música-disco”, representada por artistas como Barry White, Donna Summer, The Jackson Five, Chic, Gloria Gaynor, KC and The Sunshine Band, Village People, Boney M, ABBA y por supuesto Bee Gees y su Fiebre del sábado noche, y que sonaban sin cesar en locales como Las Cañas, en Sant Cugat; el Madison y el Strada, de Rubí; el Salón Rigat y el Dragón Rojo, en Cerdanyola, de donde era mi amiga Paqui Cobo Garzon, que eran las discotecas por las que nos movíamos.

Ahora hace muchos años que el fantasma del paro está instalado en nuestra sociedad, pero a principio de los años setenta era bastante frecuente ver carteles de ofertas de trabajo. Uno de los más populares era el de falta aprendiz. En los talleres de carpintería, cerrajería, o en los que se dedicaban a las reparaciones de fontanería y electricidad era bastante común; y en las tiendas también había mucha oferta.

En aquella época se entraba a trabajar de forma oficial a los 14 años. Hoy día no podría ser porque a esa edad aún se está cursando Segundo de ESO. La enseñanza primaria acababa en Octavo de EGB y a partir de ahí la gran mayoría se incorporaba al mundo laboral. La Formación Profesional aún tardaría algún tiempo, concretamente en 1974, aunque en Sant Cugat no empezó hasta 1976, y hasta que finalmente fue ubicada en IES Leonardo, anduvo provisionalmente en aulas de algunas escuelas del pueblo en horario de tarde-noche. Yo fui uno de los pioneros de aquella incipiente FP, que impartía módulos de Delineación, Electrónica y Administrativo. Con mucho esfuerzo, puesto que también trabajaba durante ocho horas en una fábrica, conseguí sacarme el primer grado de Delineación, aunque luego no continuara por la proximidad de la mili.

Con 14 años se es un niño todavía, aunque en aquella época madurabas a pasos agigantados. Afortunadamente todo eso cambió y hoy día es obligatorio estar escolarizado hasta los 16 años, pero a pesar de los años transcurridos aun me estremezco de recordar a aquellos de niños de 14 o 15 años, traspasando con cara de sueño la entrada de la fábrica, cuando todavía ni siquiera había amanecido.

 

 

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